El partido de LigaPro que casi se cancela porque lo llegaba la confirmación del pago a los árbitros

Una situación sin precedentes se vivió ayer en el Estadio Jocay, donde el encuentro entre el Manta FC y la Universidad Católica estuvo a punto de ser suspendido minutos antes de su inicio. La razón: una protesta contundente por parte de los árbitros, los miembros del VAR y el asesor de juez, quienes se negaban a prestar sus servicios debido al incumplimiento en sus pagos.

La problemática del retraso en los honorarios arbitrales en el fútbol ecuatoriano no es nueva, pero la situación llegó a un punto crítico en Manta. Según se pudo conocer, los colegiados y el equipo de videoarbitraje acumulaban varios meses sin recibir la remuneración correspondiente por su trabajo. Ante esta situación insostenible, decidieron alzar su voz de la manera más directa: negándose a dirigir el encuentro como medida de presión.

La postura de los árbitros fue firme, argumentando que no podían seguir ofreciendo sus servicios de manera gratuita. Su labor, fundamental para el correcto desarrollo de los partidos, se veía devaluada por la falta de cumplimiento contractual. La tensión en el estadio era palpable, con la incertidumbre de si el balón rodaría o si la jornada se vería empañada por este conflicto económico.

Tras una serie de negociaciones de último momento y la intervención de "representantes de la Liga Pro y los clubes, se llegó a un acuerdo para verificar el estado de las cuentas de los profesionales del arbitraje. Una vez que los árbitros centrales, los integrantes del VAR y el asesor de juez confirmaron que los pagos adeudados se habían hecho efectivos en sus cuentas bancarias, la decisión se revirtió y el partido pudo llevarse a cabo.

Este incidente sin duda deja una mancha en la imagen del fútbol ecuatoriano y pone de manifiesto la necesidad de una gestión administrativa más eficiente y responsable en cuanto al cumplimiento de las obligaciones económicas con los árbitros. La protesta en Manta fue una señal clara de que los profesionales del arbitraje no están dispuestos a seguir tolerando retrasos en sus pagos y que tomarán medidas drásticas si sus derechos laborales no son respetados. El fútbol ecuatoriano espera que este episodio sirva como un llamado de atención para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.